
domingo, 11 de octubre de 2009
La Literatura en la Revolución Mexicana
La literatura de la Revolución Mexicana surge en el contexto del movimiento que se inicia en 1910, cuando Francisco I. Madero se levanta en contra del régimen del dictador Porfirio Díaz. La Revolución Mexicana, como movimiento armado que buscó transformar radicalmente a la sociedad, no se expresó solamente a través de las armas; también hizo acopio de otras expresiones como medio para comunicar las ideas de quienes tomaron parte en ella como actores directos, a la vez que para reflexionar sobre esos acontecimientos y sobre su real significado en la vida de toda la sociedad. La literatura de la Revolución Mexicana es ante todo una expresión en el ámbito de la narrativa, fundamentalmente la novela. La literatura aporta y complementa, para la comprensión del fenómeno revolucionario, aquello que fuentes documentales como los manifiestos, planes, proclamas, leyes y demás no pueden hacer: caracteriza, retrata de cuerpo entero a los personajes, sus ideas, sus anhelos y sus pasiones. Todo aquello que no puede asentarse en un "documento oficial" se obtiene por medio del boceto, del dibujo de los personajes literarios. Por ejemplo, la literatura hace comprensible para el análisis histórico frases y sucesos propios del periodo revolucionario, como el verbo "madrugar", que aludía a la forma de asesinar a los contrarios, con alevosía y traición.
La Revolución Mexicana
La Revolución mexicana fue la primera revolución social del siglo XX cuya etapa o fase armada duró del 1910 al 1920. La revolución empezó como una rebelión en contra de la dictadura de Porfirio Díaz, quien ya tenía más de 30 años en el poder. El movimiento fue liderado por el intelectual y teorista político Francisco I. Madero que con su lema "sufragio efectivo, no reelección" cristalizó el descontento alrededor del país en contra del dictador Díaz. Esta fase terminó con el exilio de Díaz en París y el triunfo de Madero en las elecciones democráticas de 1911. La segunda fase de la Revolución comienza con el desacuerdo entre la antigua clase burguesa porfirista y Madero. Con el apoyo de los Estados Unidos y su embajador en México Henry Lane Wilson, el presidente electo y el vicepresidente José María Pino Suárez son asesinados en 1913, y se impone el dictador Victoriano Huerta como líder del país. No obstante, debido a las acciones de otros revolucionarios que lucharon contra la nueva dictadura, Huerta huyó a los Estados Unidos en 1914. Después de estas dos fases, la Revolución se convirtió en una revolución social con Emiliano Zapata (en el sur) y Pancho Villa (en el norte) luchando por causas sociales como una reforma agraria, justicia social, y educación. No obstante ambos revolucionarios tuvieron que hacer compromisos sociales con los revolucionarios liberal-constitucionalistas como Venustiano Carranza y Álvaro Obregón. La tercera fase es la culminación de la revolución armada con la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917, reconocida por haber sido una constitución liberal social y la primera de su tipo en el mundo que aún rige al México de hoy. La Constitución garantizó reformas y derechos liberales (civiles y políticas) y sociales (reforma agraria y legislación laboral progresista). La Revolución mexicana fue la primera revolución social del siglo XX cuya etapa o fase armada duró del 1910 al 1920. La revolución empezó como una rebelión en contra de la dictadura de Porfirio Díaz, quien ya tenía más de 30 años en el poder. El movimiento fue liderado por el intelectual y teorista político Francisco I. Madero que con su lema "sufragio efectivo, no reelección" cristalizó el descontento alrededor del país en contra del dictador Díaz. Esta fase terminó con el exilio de Díaz en París y el triunfo de Madero en las elecciones democráticas de 1911. La segunda fase de la Revolución comienza con el desacuerdo entre la antigua clase burguesa porfirista y Madero. Con el apoyo de los Estados Unidos y su embajador en México Henry Lane Wilson, el presidente electo y el vicepresidente José María Pino Suárez son asesinados en 1913, y se impone el dictador Victoriano Huerta como líder del país. No obstante, debido a las acciones de otros revolucionarios que lucharon contra la nueva dictadura, Huerta huyó a los Estados Unidos en 1914. Después de estas dos fases, la Revolución se convirtió en una revolución social con Emiliano Zapata (en el sur) y Pancho Villa (en el norte) luchando por causas sociales como una reforma agraria, justicia social, y educación. No obstante ambos revolucionarios tuvieron que hacer compromisos sociales con los revolucionarios liberal-constitucionalistas como Venustiano Carranza y Álvaro Obregón. La tercera fase es la culminación de la revolución armada con la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917, reconocida por haber sido una constitución liberal social y la primera de su tipo en el mundo que aún rige al México de hoy. La Constitución garantizó reformas y derechos liberales (civiles y políticas) y sociales (reforma agraria y legislación laboral progresista).
El inicio de la Literatura en la Revolución Mexicana
Para poder hablar de la literatura de la Revolución Mexicana, especialmente de sus novelas, primero hay que definir su concepto. El maestro Antonio Castro Leal dice que “se entiende por novela de la Revolución Mexicana el conjunto de obras narrativas, de una extensión mayor que el simple cuento largo, inspiradas en las acciones militares y populares, así como en los cambios políticos y sociales que trajeron consigo los diversos movimientos (pacíficos y violentos) de la Revolución.”1 Así también hay que ubicarse en el tiempo: la Revolución inicia el 20 de noviembre de 1910, y termina el 21 de mayo de 1920, se puede decir que con la caída y muerte de Venustiano Carranza. También capta la literatura de la Revolución la manera de actuar de los políticos de entonces y su falta de sinceridad, como bien se muestra. Para la generación de escritores que había crecido al amparo de más de tres décadas de paz porfiriana, el movimiento revolucionario la condujo a ajustar sus herramientas narrativas, ante el momento histórico que se vivía. La Revolución Mexicana representó una oportunidad para dar noticia literaria de hechos y de gente, para hacer creíbles acontecimientos y actitudes, para "retratar" el lenguaje y el habla de una mezcla de personas de la más diversa extracción social, con diferentes ideas, convicciones y credos. Otro hilo conductor de la narrativa de la Revolución, aunque resulta obvio consignarlo, es la presencia permanente de la violencia, el ineludible telón de fondo en el que se desarrolla la vida toda del México de entonces. No son pocas las obras literarias que fue
Muralismo
El llamado Muralismo mexicano surgido después de la revolución, tenía como característica el rechazar la pintura de caballete para comenzar a retratar a la nación mexicana, las raíces indígenas, la lucha de clases y la crítica a l poder. Los protagonistas más importantes del muralismo fueron Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Siqueiros. Después de 1930, varios pintores mexicanos se alejan de la ideología de la Escuela de Pintura Mexicana, para mezclar en sus obras de arte el nacionalismo mexicano con elementos vanguardistas. Frida Kahlo, Alfonso Michel, Agustín Lazo y Antonio Ruiz son algunos de ellos. La pintura posterior al muralismo cobro gran fuerza cunado Rufino Tamayo volvio a México en los años 50's. Tres artistas importantes estaban iniciando su camino fuera de la pintura muralista: Juan Soriano, Gunther Guerszo y Pedro Coronel, era una pintura llena de metáforas, con influencias del surrealismo y cubismo.
La novela de la revolución
Además de las obras de Azuela destacan, El águila y la serpiente (1928) de Martín Luis Guzmán, ¡Vámonos con Pancho Villa! (1931) de Rafael Muñoz, Tropa vieja (1931), de Francisco L. Urquizo, Campamento (1931) de Gregorio López y Fuentes, Desbandada (1934) de José Rubén Romero, El resplandor (1937) de Mauricio Magdaleno, Cartucho (1931) y Manos de mamá (1937) de Nellie Campobello
La literatura de la Revolución Mexicana refleja en sus letras el momento bélico que se vivió entonces, debido a que las novelas de esa época dan al lector una idea de lo que fue la Revolución.
Un gran ejemplo de esto es la novela Los de abajo, de Mariano Azuela. En la novela Los de abajo, el pueblo, sin ninguna preparación militar, y sin saber por qué peleaba, era llevado a la lucha. Los diálogos en la obra, no son imaginarios, sino los que en realidad se oían en los labios de la gente del pueblo, en los cuarteles, en los campos de batalla, etc.
Otra obra que ayuda a ejemplificar perfectamente es la novela Memorias de Pancho Villa, de Martín Luis Guzmán. Es una novela en la que el autor, tomando el lugar del héroe habla y relata con gran claridad todos los episodios de su vida con un lenguaje apropiado a su personalidad.
El desarrollo de la novela revolucionaria dependió en gran medida del realismo que le dieron sus autores. Los temas, debido a que se limitaban a sólo unos cuantos, siempre fueron concretos.
A manera de conclusión, se infiere que la novela revolucionaria constituyó uno de los movimientos más vastos y radicales en las historia no sólo de la literatura mexicana, sino también de toda la latinoamericana. Su importancia se basa en la estrecha participación social y el íntimo contacto con el pueblo. Fue la literatura de las capas sociales revolucionarias; sus autores, casi sin excepción, se mantuvieron cerca de los trabajadores. Se concentraron en reproducir la realidad de México en formas acordes con la Revolución.
Tal vez el mayor mérito que tienen los autores, es que los surgidos del pueblo se pusieron del lado del pueblo, y eso les llevo a comprender y también a ser comprendidos, en una época donde la paz era una utopía y todos y cada uno de los integrantes del país eran socios del mismo dramatismo.
Literatura, años 50´s
La literatura mexicana de los años 50 se caracterizó por despojarse de ese nacionalismo, el realismo y el compromiso social; la libertad y la imaginación fueron el método. Juan José Arreola fue de los más influyentes con sus cuentos cortos. Otros literatos que surgieron entre los 50s y 60s son: Carlos fuentes, Elena Garro, Rosario Castellanos, Amparo Dávila, Jorge López, Ricardo Garibay, etc. Un personaje importante en la literatura mexicana es Jorge Ibargüengoitia fue ante todo un literato con alto sentido crítico. El humor de sus novelas, sus obras teatrales y sus artículos periodísticos son de un sarcasmo fino y salvaje. La manera como utilizaba su ágil prosa para diseccionar y destazar, para ridiculizar y poner en evidencia a sus personajes —muchos de ellos personajes del poder político y económico, ya fuese a nivel nacional o en el microcosmos de la provincia mexicana. Si los años cincuenta constituyeron, históricamente, el impulso a la inversión económica y el crecimiento de la ciudad, La Generación de Medio Siglo representó "una primavera florida" en las letras mexicanas.
Después de la Literatura Revolución Mexicana
Puede decirse que el ciclo novelístico de la Revolución Mexicana se cierra con la obra de tres escritores que, sin haber participado en la contienda, reflexionan sobre ella y la recrean mediante una estructura narrativa y un lenguaje renovadores: José Revueltas (El luto humano, 1943), Agustín Yáñez (Al filo del agua, 1947) y Juan Rulfo (El llano en llamas, 1953 y Pedro Páramo, 1955). El siglo XX dio inicio en medio de la turbulencia por lo la Revolución Mexicana. A su vez, hubo muchos cambios en la cultura mexicana, dando paso a lo que fue conocido como modernismo. Más tarde, durante el auge del positivismo el gusto estético cambió. Entre los escritores mexicanos realistas y naturalistas tenemos a Luis G. Inclán, Rafael Delgado, Emilio Rabasa, José Tomás de Cuellar, Federico Gamboa y Ángel de Campo.
Dentro de la corriente modernista, revolución literaria originaria de América Latina, hubo numerosas innovaciones métricas y de rima, resurgimiento de formas en desuso y, principalmente, hallazgos simbólicos. Entre 1895 y 1910 México se volvió un núcleo de actividad modernista, entre los escritores tenemos a Gutiérrez Nájera, González Martínez, Díaz Mirón y Amado Nervo.
Escritores y libros de la Revolución mexicana
Autor: Mariano Azuela Libro:"Los de abajo"
Autor: Martín Luis Guzmán Libro:"La sombra del caudillo"
Autor: Francisco L. Urquizo- Libro:"Fui soldado de levita de esos de caballería”
Autor: José Revueltas. Libro: El luto humano, 1943.
Autor: Agustín Yáñez. Libro: Al filo del agua, 1947.
Autor: Juan Rulfo. Libro: El llano en llamas, 1953 y Pedro Páramo, 1955.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)