domingo, 11 de octubre de 2009

El inicio de la Literatura en la Revolución Mexicana


Para poder hablar de la literatura de la Revolución Mexicana, especialmente de sus novelas, primero hay que definir su concepto. El maestro Antonio Castro Leal dice que “se entiende por novela de la Revolución Mexicana el conjunto de obras narrativas, de una extensión mayor que el simple cuento largo, inspiradas en las acciones militares y populares, así como en los cambios políticos y sociales que trajeron consigo los diversos movimientos (pacíficos y violentos) de la Revolución.”1 Así también hay que ubicarse en el tiempo: la Revolución inicia el 20 de noviembre de 1910, y termina el 21 de mayo de 1920, se puede decir que con la caída y muerte de Venustiano Carranza. También capta la literatura de la Revolución la manera de actuar de los políticos de entonces y su falta de sinceridad, como bien se muestra. Para la generación de escritores que había crecido al amparo de más de tres décadas de paz porfiriana, el movimiento revolucionario la condujo a ajustar sus herramientas narrativas, ante el momento histórico que se vivía. La Revolución Mexicana representó una oportunidad para dar noticia literaria de hechos y de gente, para hacer creíbles acontecimientos y actitudes, para "retratar" el lenguaje y el habla de una mezcla de personas de la más diversa extracción social, con diferentes ideas, convicciones y credos. Otro hilo conductor de la narrativa de la Revolución, aunque resulta obvio consignarlo, es la presencia permanente de la violencia, el ineludible telón de fondo en el que se desarrolla la vida toda del México de entonces. No son pocas las obras literarias que fueron escritas fuera de México, en el destierro obligado o voluntario, ya que se estaban narrando acontecimientos muy recientes. Ello explica el tono autobiográfico recurrente de las obras, así como las tomas de posición política al respecto. Escribir y publicar en el país podía ser arriesgado y era preferible conducirse con prudencia. La narrativa de la Revolución Mexicana es una fuente para la memoria histórica, de ahí que haya sido retomada por el cine; porque ella muestra cómo la realidad supera a la ficción y porque el cine, como un medio masivo de comunicación, le recuerda a la sociedad esa memoria de su pasado. La mayor parte de las obras se publican entre 1928 y 1940, escritas por autores comprometidos con el movimiento armado. Por ello cabe decir que los autores más importantes son: Mariano Azuela, Martín Luis Guzmán, Rafael Muñoz, Francisco L. Urquizo, Gregorio López y Fuentes, José Rubén Romero, Mauricio Magdaleno y Nellie Campobello. Entre los nuevos aportes estaba el muralismo mexicano, la poesía modernista, la novela, la música, los escritores etc. A continuación daré un breve panorama de estos temas, lo cual me parece una buena manera de dar una clase post revolucion mexicana, desde otro enfoque.

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